Algunas veces pienso...

Algunas veces pienso...
Fotografía tomada por Gustavo L. Tarchini

viernes, 22 de agosto de 2008

NUESTRA ESTRELLA

Recordar, recordar… parece que fue hoy…
Siempre lo mismo!!! Había que pagar derecho de piso… Por fin había encontrado un trabajo razonablemente remunerado, pero tan lejos de la familia!!!
Desde hace varios meses que estaba en esta ciudad y me había resignado a no tener vacaciones. La Nochebuena hice guardia en el Sanatorio de 22,00 a 6,00 horas. ¿¿Y ahora?? ¿Que hago?? Sola.. ¡¡Ni loca pasaría el Año Nuevo brindando frente al televisor, y mirando el minúsculo arbolito de Navidad parpadear desde la mesita rinconera!
¡Ya sé! Me regalaré una noche distinta. Reservaré mesa en un lujoso restaurante con espectáculo, al menos estaré rodeada de gente, habrá música, cenaré bien… y todo será menos deprimente.
Y llegó el día 31 de diciembre… Listo!! Salí del trabajo, estoy desocupada. En unos minutos vendrá a buscarme el remisse. Miro por última vez la imagen que me devuelve el espejo. Si, este vestido de fiesta que me puse era el adecuado. Sugerente, marcaba un poco la figura y dejaba ver lo necesario. El maquillaje hizo su tarea y mis ojos resaltan y parecen más brillantes; un toque de perfume detrás de las orejas y en el nacimiento de los senos.
Ja ja, ja!! Estoy loca! Me preparé como si fuera a una cita de amor… pero me siento mejor, estoy bien!! … gastaré parte del aguinaldo; si no tengo vacaciones, al menos tendré la ilusión de que me sobra el dinero… Una noche como La Cenicienta.
Suena el timbre y me saca de los pensamientos, es el chofer… - Ya bajo!!!
Aquí estoy, todo es como lo había pensado; hermosa decoración, gente bulliciosa, buena música. Me siento una “Lady”, mientras saboreo el sorbo de champaña frío, con la copa en la mano, aprovecho para mirar a mi alrededor.
¡Qué tipazo el de la mesa cercana al jardín, y está solo! ¡Uy!! ¡Se dio cuenta que lo observaba! Está mirando y viene hacia aquí. ¡Qué papelón! ¡Glup!!
- Perdón por el atrevimiento, pero veo que está sola. ¿No quiere compartir la mesa y cenar conmigo? No piense nada extraño, las circunstancias me obligan a pasar esta Fiesta también solo, y pienso que a usted le sucede algo similar.
- Hum… bueno… no hay problema, muchas gracias por su ofrecimiento.
¡Que noche maravillosa! Champaña, comida deliciosa, confituras riquísimas… y el mejor regalo: una buena compañía en la cena.
- ¡Feliz Año Nuevo! – musitó en mi oído y me besó en la comisura de los labios, como al descuido. Yo sonreía mientras giraba en sus brazos al ritmo de la música, un poquito mareada por el efecto del alcohol y apoyé mi cabeza en su hombro.
Bailamos casi hasta el amanecer. Cuando la gente comenzó a retirarse, levantó dos copas y la botella de champaña, invitándome a seguirlo.
- ¿Te parece si antes de volver a nuestras vidas, hacemos un brindis a la orilla del río?
- Está bien, es una buena idea… la noche está preciosa.
Acodados en la costanera, mirábamos las luces desdibujándose con el amanecer. La brisa de la madrugada arremolinaba mi cabello y acariciaba su rostro, mientras bebíamos las últimas copas y se iban apagando las estrellas.
- Sabes? Tal vez nunca volvamos a vernos – me dijo luego de besarme apasionadamente – pero, mira esa estrella… estemos donde estemos, piensa que yo también la estoy mirando, no puedo darte más, tengo ataduras. Seré un tonto romántico, pero tampoco te pediré nada, es mejor así… No hay pasado, ni futuro, vivamos el presente; este momento perfecto…
Ha pasado el tiempo. La vorágine de la ciudad está en todo su esplendor, decorada en dorado verde y rojo, por la cercanía de las fiestas. Solo conozco su nombre, nunca lo volví a ver; sin embargo, veo en las noches claras esa estrella, y conservo la ilusión de que en algún lugar, está “él”. Quizás, ciertas veces cuando mira el cielo estrellado, aun se acuerda de mí...
Magui Montero

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Amo el mar

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fotografía tomada en la costa de Chile por Luis A. Gallardo Cortéz.