Algunas veces pienso...

Algunas veces pienso...
Fotografía tomada por Gustavo L. Tarchini

martes, 29 de abril de 2008

Silueta Nocturna

Quieta, semeja una sombra de tan relajada,
el cuerpo plegado tendido en la cama
La mujer espera y el reloj avanza,
mientras el silencio nocturno la atrapa

Ella está soñando con su amor secreto,
aquel que se esconde tras de los celajes
Al que no se nombra ni aun en susurros
y templa su cuerpo con besos salvajes

No debe intuirlo ninguna persona,
la envidia la acecha y el temor renace
El vendrá a escondidas, desde allá, muy lejos
es amor prohibido, pase lo que pase.

“La noche está oscura…
Ni una estrella late…”
Dulzones jazmines rozan con su aroma,
sugieren y besan la boca insinuante,
La brisa acaricia su vientre desnudo
y arranca suspiros al cuerpo que arde.

Por dentro lo sabe, no es vana la espera
él siempre estará, aunque ella lo guarde
porque entre los sueños de dulces quimeras
ya tuvo en sus brazos al fogoso amante.

Magui Montero

lunes, 28 de abril de 2008

PENSAMIENTOS LIMPIOS

Cuantas veces hay sucesos o palabras que se leen y despiertan reflexiones. Los libros abren puertas al conocimiento, hacen soñar, recuerdan seres queridos, imaginar situaciones vividas, y lo maravilloso que tiene la vida. Las alas de la ilusión que uno creé que están rotas o no existen, siguen ahí, aunque tienes miedo de golpearte de nuevo cuando sufres desilusiones.
Y piensas; puede suceder que no estés de acuerdo con lo que otros autores escriben, o los razonamientos sean diferentes; sin embargo eso te hace observar mejor, limpias la mirada y encuentras que todos desde los diversos ángulos en que opinemos, tenemos cosas comunes. Es tratar de mejorar, no hay quien haga las cosas, apostando a lo que es incorrecto o malo para sus amigos o su familia. Algunos tenemos más pudor o nos cuesta compartir sentimientos, pero eso no depende de lo que esté dentro del corazón, sino de la facilidad con que uno cuente para expresarlo.

Hace poco leí que a las cosas viejas hay que tirarlas u olvidarlas, ¿Por qué? No necesariamente lo que es viejo es sinónimo de inservible. Las tarjetas que se guardan te hacen recordar momentos gratos compartidos. Es maravilloso poder ver ancianos disfrutando a lado de sus nietos, y a la gente adulta transmitiendo sus experiencias a los más jóvenes.

Se puede rescatar todo lo que la gente madura nos enseña; el trayecto, el ejemplo, o incluso los desaciertos propios o ajenos, son buenos para no repetir errores al paso del tiempo. Allí nos dirigimos, al nudo principal de este tema, la Educación. Cada acción de un adulto es ejemplo, bueno o malo para los más jóvenes.

Al que tropieza, se lo debe ayudar a incorporarse. Si así no fuera, ¿Cómo nuestros niños aprenden a caminar? La enseñanza debe ser realizada por medio de la ternura y la palabra grata; los gritos asustan, la agresividad de palabra o de hecho lastiman el alma y dejan cicatrices que son difíciles de borrar. El cariño aunado a la firmeza, como método de educación, permiten conseguir idénticos resultados.

Los seres humanos debemos aprender a comunicarnos, la belleza de la convivencia sin agresiones nos permite crecer a todos. Lo que se debe exigir, es respeto, tener ideas claras, pero inevitablemente no se puede renunciar a normas de conducta y es dentro de la familia donde se aprende a desarrollar nuestro comportamiento en sociedad. La verdadera libertad reside en hacer las cosas correctas, siendo uno mismo y respetando a cada uno de los seres que nos rodea.
Se debe continuar creciendo, para el bien de todos, buscando un equilibrio, evitando lastimar a quienes son parte de nosotros.
Magui Montero

viernes, 25 de abril de 2008

EL YAGUARETÉ

No hay frontera, nada dice que es el límite de tres provincias. Los árboles, centenarios vigilantes de la selva, en apretado abrazo enlazan sus ramas, unidos por cientos de cordajes que forman las enredaderas.

Sobre la bóveda vegetal, la luna llena cubre de plata la noche, incrustando su luz como una saeta, en los resquicios que deja la fronda y salpica de lentejuelas los humedales. La quietud, solo es herida de a ratos por el grito de algún pájaro nocturno, el sonido del cascabel de una víbora, o las breves carreras de los ratones.

Una mullida manta de hojarasca, restos de corteza y pastizales, amortigua el sonido de los pasos; aquí está en su mundo, libre y silencioso. El yaguareté, detiene sus movimientos, ha elegido quedarse cubierto por una mata de hojas, cerca del desnivel del terreno. Desde allí puede observar la aguada, donde van a abrevar los animales. El instinto le dice que encontrará sustento adecuado y permanece agazapado esperando a la presa.

Debajo del negro antifaz que ofrece la noche, sus ojos brillan con destellos esmeralda. Nada hace percibir que está vivo, con las orejas enhiestas, el hocico en alto tratando de ventear algún animal que le permita alimentarse.

De pronto, una guasuncha (1) - el cervatillo del monte - se acerca al lugar; mira hacia los lados oteando y se encamina con precaución al charco. El yaguareté aguarda, es la eterna lucha por la subsistencia, no hay odio, no hay perversidad, solo hambre.

Triunfa la sagacidad, y de un solo zarpazo somete al venado. Meticuloso rasga, muerde y traga hasta quedar saciado; toma un poco de agua y queda descansando a un lado de los restos de su pitanza; nuevamente quieto, pero esta vez adormilado, con el apetito satisfecho.

A la luz nocturna se pueden percibir las manchas oscuras en su piel dorada. Es un ejemplar adulto, bien alimentado, el entorno selvático le brinda todo lo necesario para mantenerse. Nunca se acercó al poblado, conoce a los hombres y trata de mantenerse alejado de ellos; solo los vio a la distancia, pero su natural intuición le dicta que es peligroso; es la cautela del que sabe sobrevivir en un medio donde el descuido puede costar la vida.

Pasan las horas, la moneda de plata ha rodado hacia el oeste en el firmamento, está comenzando a amanecer, y con ello, la búsqueda de sustento. De pronto, alza la cabeza, olfatea y se mueve inquieto.

Hay un rumor distinto que hiere el aire. Los pájaros se alzan con chillidos de miedo, siente el golpetear de cientos de patas atropellándose en tumultuosa estampida y un olor diferente. Voces humanas, ruido de maquinarias; los seres humanos, en su afán de lucro, están limpiando terreno, no respetan límites; están hiriendo sin saberlo o a sabiendas, el habitad de este y otros animales. Pero el espontáneo sentido de supervivencia del yaguareté, lo lleva, junto a los que como él, eligieron la senda del que lucha por sobrevivir, a desplazarse más hacia el norte y seguirse procreando.

El yaguareté no está derrotado, es un animal que no puede ser fácilmente vencido. Buscará algún lugar, donde aun el hombre no pudo invadir; jornada a jornada, se internará más en la selva, alejándose de las apetencias humanas, llegará a pozos y vertientes inexploradas… hasta que un humano alcance ese paraje y decida, que la fertilidad de esa tierra es buena para sembrar, o que los árboles de la zona representan un negocio rentable.

El hombre continúa destruyendo. Poco a poco seguirá aniquilando la naturaleza e inexorablemente va signando su propio futuro. No lo sospecha, pero está ligando el presente al momento en que comiencen a desaparecer muchas otras especies; porque en su feroz apetito irracional por la riqueza, terminará matándose a si mismo.

(1) guasuncha también conocido como guasuncho ó corzuela
Dedicado a la Lucha por la vida y la defensa de las especies en extinción
Magui Montero

MIS CIELOS

Me revuelvo en la cama, noche de calor intenso y chicharras, las voces que dicen frases desde una emisora radial y hacen retroceder en el tiempo, a otras veladas en que por una razón diferente, también quedaba pegada a las locuciones que susurraban cosas, menos bonitas, más angustiosas.
Invierno, frío intenso, el mate que acompañaba largas madrugadas sin sueño, pensando en seres que estaban allá, muy lejos de su provincia, defendiendo un pedazo del arrebatado suelo argentino; esperábamos una señal, noticias buenas, algo que nos dijera que todo estaba bien y lo que mi mente perversamente imaginaba, eran solo pesadillas.
Mis chicos debatiéndose entre el frío, el miedo y la oscuridad, aferrados a las armas, mientras sus labios resquebrajados murmuraban los nombres de sus seres queridos o musitaban la protección de Dios en oraciones que fortalecían el espíritu, totalmente convencidos de hacer lo correcto, defendiendo ideales profundos; con la convicción de saber dentro de si, que no importaba entregar su juventud, ni su sangre, si ello era necesario, para defender la Patria.
Los gritos, los ayes, las explosiones, la humedad de ese suelo barroso, tan extraño y tan suyo. La incongruencia de lo desconocido y lo intensamente amado, del hambre atenazando las entrañas y los dedos agarrotados esperando un nuevo amanecer, suspirando por un día con sol que les recordara la tibieza del terruño, mientras la niebla lo cubría todo.
Y me sentía junto a ellos, los pensaba. Ya estaba hecho, errores acumulados por quienes decidían el futuro. ¿Que importaba de quien eran las culpas? Eso no era concluyente.
Ha pasado el tiempo, vuelvo al intenso calor del verano santiagueño y las Malvinas lejanas y profundamente insertadas dentro mío.
Me revolvían las entrañas las burlonas risas de quienes no entendían nada, porque no tenían el mínimo respeto por mis héroes muertos, aquellos que descansan en las profundidades del mar o en cientos de anónimas cruces blancas, en medio del eterno viento del sur; rodeadas también de un cerco blanco; y el sol que no entibia ni un poquito ese pedacito de tierra argentina.
Ha vuelto la Paz, pero a través del tiempo he aprendido a aceptar a los irresponsables, a los inmaduros de corazón, a los poco o nada enamorados de nuestra tierra, y sin embargo la diaria convivencia con ellos me enseña que también son hermanos argentinos.
Aunque hay quien no lo llegara a valorar, un puñado de otros muchachos nunca volvería junto a los suyos; habían quedado para siempre en nuestro usurpado Territorio Nacional, por el que dieron su vida. Estaban bajo un igual cielo hermanándonos a todos, porque aun lejanas, Las Malvinas ES MI PAÍS, ARGENTINA.

A los soldados de mi patria
NOTA: LA FECHA EN QUE LO PUBLICO, NO ES UNA MERA COINCIDENCIA.
Magui Montero

miércoles, 23 de abril de 2008

DEBAJO DE LA PIEL

¿Qué me hace elegir el tema sobre el que escribo? No lo sé. Puedo llamarla signos: una palabra, una persona, un sonido, una imagen, un recuerdo y de pronto es un rayo de luz en la mente; entonces la idea fructifica rápidamente.
A veces tengo dentro de mí una nebulosa, otras es como el mar que arrastra, nunca sé dónde o cómo culminará un cuento, un relato, una reflexión. Probablemente la mayoría de los que acostumbramos escribir apasionadamente, sin mayores conocimientos de la técnica literaria, tengamos similar forma de iniciar un manuscrito, orientados por la necesidad de volcar en papel lo que poseemos en el corazón, y Dios nos lo susurra al oído.
De pronto me transformé en un árbol, en el paisaje, o en otra persona. Desde allí puedo contar las experiencias de tantos seres diferentes, mimetizándome bajo su piel. Algunas son las cosas bellas que la vida ofrece; contrariamente, otras dolorosas y difíciles, surgen pugnando por salir del pecho.
Quizás pueda explicarlo con un ejemplo muy vívido. Hay unas palabras que suele repetir mi madre, quien a su vez las escuchó de la suya; cuando le preguntan a cual de todos sus hijos quiere más o quién es su preferido, ella siempre responde del mismo modo: Mira mi mano, mis dedos son diferentes, pequeños o grandes, finos o gruesos, pero si me das un golpe en cualquiera de ellos, la intensidad del dolor será igual; lo cual de otra manera manifiesta las palabras que una vez nos dijo Jesús “En verdad les digo que cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mi” (*)
Creo que es la forma más clara que encontré de expresar el porqué voy cambiando de apariencia para narrar o explicitar sensaciones y hechos que ocurren en cualquier lugar del planeta.
Las plantas, los animales y las personas sentimos, sufrimos o amamos; al meternos dentro de su piel, es como podremos asimilar nosotros mismos su sensibilidad y explicar lo que diferentes seres viven. La percepción es confusa hasta que comprendo y las palabras me permiten describir emociones que no sabía se encontraban dentro mío.
Mis escritos solo tienen un sentido; llegar a las fibras íntimas de cualquier persona, sensibilizar a todo aquel que tiene oportunidad de leer mis impresiones, ayudarles a recordar que la naturaleza debe ser respetada porque todos formamos parte de ella; si intentas destruirla, no olvides que aquí estamos y somos parte suya.
La mejor sugerencia es ponerse en el lugar del prójimo tratando de sentir lo mismo; si lo consigues, estarás cumpliendo una misión en la vida y por humilde que la contribución sea, igualmente tendrá la consistencia de lo trascendente, pues ayudará a forjar un mundo mejor.
(*)Cita de La Biblia – Mateo 25. 40
Magui Montero

martes, 22 de abril de 2008

LA IMAGEN

Las personas imaginamos diferentes cosas de acuerdo a lo que nuestros sentidos perciben. Los gestos que puede ver una persona sorda, las sensaciones través del tacto o el oído en los ciegos; hacen que tanto para quien transmite el estímulo como para aquel que lo capta, puedan ser percepciones diferentes o similares, de acuerdo a la emotividad de cada individuo, la manera en que lleguen los estímulos y el conocimiento que tengan uno del otro.
Esto puede suscitar que el mensaje corporal, táctil, auditivo o gestual sea advertido de forma confusa o exagerada; aunque generalmente sucede que quién repara en ello, está mejor preparado, porque al ser conciente de que no puede usar uno de sus sentidos; se acrecienta la capacidad de captación a través de los restantes y tiende a equilibrar la desventaja.
Esto mismo sucede con las personas que cuentan con todas sus aptitudes sensoriales, pero por diferentes motivos no pueden “ver” a quien transmite el estímulo; sin embargo cuentan con algo que puede suplir perfectamente este sentido, construyendo una imagen mental de acuerdo al timbre de voz, los requiebros, las pausas, la entonación, las palabras y frases que emplea.
La situación que refiero ocurre cuando se conversa telefónicamente con alguien a quién no se conoce, o cuando escuchamos a un locutor o locutora radial. Exactamente a la inversa sucede al leer una frase escrita, en una conversación de Chat, ésta puede tener diferentes interpretaciones o ser sacada de contexto si no escuchamos la fuerza o entonación, dadas solamente por la voz, ello no puede ser reemplazado ni compensado, con signos de puntuación o exclamación; aunque la sensibilidad hace que igualmente pueda crearse un puente de comprensión.
Cuando oimos una voz femenina suave, agradable, bien timbrada, la imagen mental que se crea es la de una chica joven, educada y bonita. En consecuencia, cuando escuchamos palabras groseras, soeces, torpezas que intentan ser graciosas, o se trata en forma desconsiderada a quien oye, inmediatamente lo imaginamos desagradable.
En otras ocasiones, quizás equivocadamente, uno piense en alguien serio y formal, pues es la “imagen” que trata de mostrar, pero siempre que la persona receptora sea sensitiva, podrá descubrir el verdadero ser.
No importa en realidad como sea físicamente quien está del otro lado emitiendo un mensaje; su repercusión dentro de otro ser, está dada por lo que emana de su interior, la calidez y las inflexiones de la voz, el cariño, el respeto y la consideración, las bromas dichas con tono agradable y divertido. De esta forma, la idea proyectada hacia quien la percibe, será siempre hermosa, porque lo que está forjado con el corazón y el espíritu une más allá de todo lo que los ojos puedan visualizar.
Magui Montero

jueves, 17 de abril de 2008

LA TRAMPA

Me gustan los desafíos, acuso los golpes, pero puedo responderlos. Probablemente la manipulación de la que soy objeto, para diversión o entretenimiento de algunos aburridos, no afecta mi espíritu, sin embargo sirve para acompañar tardes sin demasiadas cosas por hacer, o mucho por realizar pero pocas ganas, porque significa renunciar a otras banalidades.
Creo que la principal idea parte del porque sigo este juego; cual es el sentido que tiene responder a las situaciones que enfrento. La mente es algo extraño, nos hace sacar lo guardado dentro, mezcla de sentimientos y pensamientos; esto puede ser bueno o malo, depende de cada uno, probablemente surja todo simultáneamente, ayuda al análisis que habitualmente se realiza en silencio, fuera de lo que otras personas puedan opinar.
Al poner estas ideas por escrito, uno mismo se enfrenta con sus miedos y hasta la indiferencia con que actuó frente a determinadas situaciones. Puedo afirmar que realmente sirve para poder crecer como ser humano; de nada valen las amenazas, simplemente expreso lo que creo mejor tanto para las personas que amo, como para quienes son parte de mis afectos. Aquí no es importante la actitud de “los otros” importa cual es mi forma de vida, cambiar actitudes y ser ejemplo; no solo a través de lo bueno, sino para que lo malo no envenene nuestra existencia.
Cuando repito palabras, cuando elijo sinónimos y no los encuentro, cada hoja del diccionario en un chispazo, que parpadea frente a mi, puedo elegir captar la idea o pasarla por alto, pero inevitablemente debo ver que es lo que se sugiere.
¿Esto significa que puedo ser moldeada y obligada a hacer lo que yo no deseo, o lo que otros quieren que haga? No lo sé, supongo que quiera o no, finalmente terminaré aceptando que la presión de la que soy objeto es agobiante; pero hay algo en lo que seré criteriosa; no haré algo en contra de lo que son mis propias pautas de conducta. Sé que tengo valor para resistirme a las trampas que se ubican frente a mí, pero las observo como pruebas que Dios puso en mi camino para abrirme los ojos.
Algunas veces nos vemos en situaciones en que debemos reprender a nuestros hijos, pero eso no significa que no los amemos, solo tratamos de ayudarlos. Leo y releo, cada frase, las palabras se van transformando y toman diferentes sentidos. ¿Es un juego de ideas? ¿Estoy siendo usada para expresar algo diferente? ¿Porque a nadie se le ocurrió hablarme frontalmente y decirme que es lo que sucede? ¿Soy parte de un experimento o simplemente es mi imaginación? Creo que algún día terminaré por ver todo claramente, o al menos eso es lo que espero.
Debo aceptar que estoy cambiando; tengo errores, aunque cada momento siento que es más fácil caminar sin tropiezos. La adaptación resulta difícil; pero sé que puedo llegar a lo que me propongo, esforzándome. Trato de no defraudar a las personas que creen en mí y cumplir con mis promesas; los sentimientos me hacen sufrir, tengo la certeza de que estoy haciendo lo más adecuado, pero actuaré pausadamente.
Unas frases que tengo presente son imprescindibles para cerrar estas palabras. “Hay quienes intervienen para que algo pase, hay quienes observan lo que pasa y hay quienes ni se imaginan que está pasando” Aunque dentro de mi, hay otras más valiosas: “Quizás la grandeza de un oficio consiste más que nada, en unir a los hombres. Solo existe un lujo verdadero, y es el de las relaciones humanas” es de alguien a quien admiro A. de Saint Exupery, el autor de “El Principito”.

Magui Montero

martes, 15 de abril de 2008

QUERER O AMAR Y EL VERDADERO AMOR

Tantas veces uno se pregunta ¿qué es el amor? Lo piensa, lo escribe, lo analiza, lo vive o al menos creé que lo vive, cuando es confundido con la pasión, con el afecto o la amistad.
Siempre pensé en AMAR Y QUERER como sinónimos. Nunca había analizado las diferencias intrínsecas entre ambas, y la vida me enseñaba una lección que nada tenía que ver con la lingüística ni la gramática.
El nudo de todo partía del inmenso dolor que sentía y que me hacía suspirar como una adolescente, cuando ya no lo era.
Explico el QUERER como una etapa anterior al AMOR, o quizás el camino que puede recorrerse en su búsqueda. Es ansia de llegar al AMOR, tiene vinculación con anhelar algo que se puede o no obtener. Es más material, más humano, más cercano a las apetencias y deseos de posesión. Se puede querer sin llegar nunca a amar. El querer exige devolución; es hambriento de placer, atrapa, absorbe hasta que consigue lo que busca, y generalmente si no se transforma en AMOR, luego se diluye.
Los sueños del que ama naufragan en la playa del que quiere, hasta que se muere el deseo, el placer o la satisfacción, en la eterna búsqueda de algo mejor, más nuevo o adecuado. El que quiere no sufre, solo cambia de elemento, dejando de lado lo anterior y partiendo tras lo nuevo, lo desconocido.
Pensaba el “AMOR” como un sentimiento espiritual relacionado con lo estrictamente familiar, se ama a hijos, hermanos, padres, sobrinos, nietos y abuelos; algo ideal, como el amor a Dios, a tus cóngenes, al arte. Lo tenía presente bonito y puro, relacionado con la incipiente adolescencia, cuando creemos en la perfección de las cosas y se vincula con una mirada tierna, un bello paisaje, manos entrelazadas o algún poema mal escrito pero intenso.
Al pasar los años, fui convenciéndome de la inexistencia de eso que llamábamos AMOR entre un hombre y una mujer, llevado al plano de lo material. Asimilé que al tratarse de un sentimiento, significaba algo perfecto, ideal e insustancial; se intentaba alcanzarlo pero nunca se podía. El vínculo que enlazaba la pareja tenía mucho de cariño, tolerancia, costumbre y comodidad. La gente se contentaba siempre con lo más fácil de conseguir, solo quería. Escuchaba una y otra vez de infinidad de personas parecidas respuestas “…si, lo quiero, pero…” “si, aún estoy con ella, no?” “dije que sería hasta que la muerte nos separe” Las frases tenían mucho de resignación y poco de convencimiento.
Cuando alguien se animaba a romper lazos porque no encontró lo que buscaba como sinónimo del AMOR idealizado, podía oír distintos interrogantes “¿porqué se separaron, si se llevaban bien?” “¿él tenía otra persona?” “¿está con otra pareja?” Nunca se preguntaban si se habían amado alguna vez. Todo indicaba que la gente estaba junta por lo que yo definía como QUERER; sin embargo, el AMOR es dar, entregar todo; abrir el corazón sin mezquindad. Tener un paso delante de uno mismo al prójimo, sin egoísmos. El Amor no espera retribución ni recompensa; se construye.
En realidad a mi criterio el amor es una diversidad de varios sentimientos sumados; y en la primera etapa de una pareja, esa mixtura incluye también la sensualidad y sexualidad, como una de las formas de expresar la intensidad de emociones; es espíritu, unido a lo corpóreo.
Pensemos también en lo que algunas palabras intentan decirnos, con la libertad de separar su etimología o no, observemos el significado de “sentimiento”: senti – miento; por si misma nos dice que los sentidos mienten, y al profundizar en ello elaboramos mentalmente que lo físico, lo erógeno, generalmente es falso o pasajero y hay trascendencia en aquello que tiene belleza espiritual, como comprensión, compañerismo, amistad, tolerancia. Por si mismas y aisladamente tal vez no tengan fundamental importancia, pero adquieren relevancia cada una de ellas como elemento integrador del verdadero amor.
¿Existe el amor sin pasión? Hay dos respuestas posibles, y para muchos puritanos probablemente la respuesta sea si existe. Sin embargo, al escuchar las opiniones de ellos mismos, categóricamente deberían responder en forma negativa, pues aunque lo erógeno no sea parte del juego, se pone pasión en defender la Fe, la amistad, una opinión acerca de alguien a quien se le tiene afecto; y hasta cuando somos engañados y sufrimos deslealtad o mentira, ponemos pasión en negarnos a ver un ápice de maldad en lo que nos están demostrando al quebrantar la confianza depositada.
Sea verdad o mentira, seas ganador o perdedor en la eterna lucha de los sentimientos y los sentidos, siempre serás triunfador porque saldrás victorioso sobre lo trivial, lo chabacano, lo insignificante, al creer en el AMOR.
Probablemente te destruyan y despedacen ante los ojos del mundo, escuches a tus espaldas el carcajeo sarcástico y burlón de quienes se suponen mejores, los envidiosos, los vengativos y los que no comprenden; pero para aquellos en que lo espiritual está alejado de lo banal, siempre serás un ganador. Finalmente habrá vencido en su lucha el VERDADERO AMOR, aquel del cual muchos hablan pero pocos lo reconocen. Y allí volvemos al inicio…
¿Qué debe contener en si, para ser definido como AMOR? Creo que a todo lo expresado al principio hay que agregarle perdón, misericordia, sensibilidad, una enorme proporción de ternura, verdad, esperanza y calor humano.
Debemos aceptar que no somos ángeles, pero ello no puede impedirnos la elección de elevarnos espiritualmente, de intentar volar y soñar que podemos hacerlo. Es primordial en toda vida, la intención y la búsqueda; el camino se inicia QUERIENDO. Cuando más intrincada y difícil sea la senda; cuando ya no queden pinturas, mentiras, ni máscaras, el encuentro del AMOR llega a ser perfecto, porque siempre está dentro de cada persona la esperanza.
He descubierto que el AMOR puede existir, y conlleva en si mismo algo de alegría y mucho dolor, pero la plenitud de un sentimiento tan maravilloso, tan buscado y poco conocido; me hace reflexionar y acoger con felicidad este momento, aun después haberlo perdido; porque si solo hubiese querido, igualmente hoy lloraría, por no haber amado.

Magui Montero

lunes, 14 de abril de 2008

NUESTROS AMIGOS INVISIBLES

Siempre hablamos sobre sucesos en el mundo, guerras, temas políticos, accidentes, artículos sobre espectáculos. Eso nos llega a través de de Internet, periódicos, revistas, televisión y radiodifusoras.
Se dicen muchas cosas de la prensa, algunos critican la forma de presentar las noticias, puede ser tildada de amarillista, se objeta la dureza con que tratan ciertos temas o hasta por distorsionar o modificar la información, sin embargo, hay medios respetables, que merecen ser destacados por la seriedad profesional y el nivel periodístico del personal.
He aprendido a reconocer los diversos estilos de gente y los distingo a través de su labor en diferentes medios; los hay sarcásticos, divertidos, románticos, pero ninguno de ellos en sus disímiles personalidades hace menos seria y responsable su labor. El crecimiento que tienen a través del tiempo los jóvenes periodistas, o aquellos experimentados que hicieron de su profesión un ejemplo; el conocimiento de temas deportivos, económicos, políticos, del espectáculo, según cual sea su especialidad, hacen que nos vayamos haciendo apasionados de un espacio radial, televisivo o de una página periodística, que nos identifiquemos con una voz, con la persona o una manera de conducir su programa o su página.
Quienes vivimos en soledad por diferentes circunstancias de nuestra vida, nos sentimos acompañados, incentivados y hasta podemos palpar cientos de veces afecto, ternura, calidez, crítica descarnada o el mensaje intrínseco que deseen transmitirnos.
A pesar de que los medios de periodísticos orales, escritos y televisivos, están dirigidos a una enorme masa de seres humanos, es maravilloso pensar que cada uno de nosotros podemos sentirnos como los únicos destinatarios del mensaje que nos hacen llegar; sonreímos, nos enojamos, discrepamos o estamos de acuerdo, pero lo que indudablemente no sucede es que permanezcamos indiferentes.
Las personas hemos apelado durante muchos años al periodismo como uno de los mejores elementos para sentirnos comunicados con el interior, o dentro de los centros urbanos; escuchar noticias, avisar la llegada de un familiar, informarnos de problemas climáticos, sucesos de actualidad, compartir historias y hasta permitirnos vivir la euforia de un gol del club del que somos fanáticos.
La música internacional, melódica, tango, folclore; cuentos y poemas acompañados por comentarios de quienes forman parte de nuestro mundo cotidiano y están prestando su cálida voz para decirnos aquí estamos. Hombres y mujeres, con un hogar, sencillo y tan igual al nuestro; sin embargo, para los que estamos mirándolos, escuchándolos o leyéndolos, son nuestros ídolos, compañía o consuelo, según sea la circunstancia por la que estemos pasando. Nos alegran, acompañan, emocionan o lastiman; apelan a su profesionalismo tratando de no dejar traslucir sus sentimientos, aunque muchas veces los traicione el corazón. Tratan de marcarnos el camino y quizás discrepemos con ellos, sin embargo escuchamos, sacamos conclusiones y podemos opinar.
El mundo de los medios de comunicación es maravilloso por eso; se nos da la opción a elegir y si son usados responsablemente, siempre serán respetables. Es importante que acompañen con su propio estilo a cada una de las personas que recibe el mensaje, sin menoscabar al oyente o lector. La agudeza de quien transmite un mensaje, debe ser cuidadosa para sensibilizar sin afectar.
Amo la Democracia y la Libertad, amo el derecho a opinar; por eso admiro el periodismo honesto, correcto y realizado con altura. Gracias a los miles de hombres y mujeres que trabajan para continuar viviendo en un país libre, entran en nuestros hogares y nos permiten ser parte de su mundo, como ellos del nuestro. Gracias a periodistas, comunicadores sociales, técnicos y quienes desde diferentes niveles, anónimamente forman parte de los trabajadores de radio, televisión, diarios y revistas. Ellos son nuestros amigos invisibles.

Magui Montero

sábado, 12 de abril de 2008

VALORES

¿Cuántas veces desde pequeña acostumbraba a jugar de esta forma? Ir caminando, o algunas veces corriendo, trataba de andar por el centro de la vereda; seguía la línea que percibía claramente contando a izquierda y derecha la cantidad de baldosas; buscaba mantener el exacto equilibrio, en ese juego inocente y divertido.
A veces traigo a la memoria imágenes similares de alguien intentando hacer lo mismo, hamacándose hacia uno u otro lado disimulando, de tal forma que no se pudiese percibir la inestabilidad y el esfuerzo de caminar rectamente, cuando apenas podía estar de pie.

Por supuesto que esto es una mera paráfrasis de lo que intento explicar, pero de alguna manera marca el esfuerzo con que uno trata de manejarse en el largo – o corto – camino de la vida y las apariencias.

Al cabo de cierto tiempo, esa línea, que de niño se puede percibir tan fácilmente, pierde interés; al pasar los años se va esfumando, o se torna no visible; pero a pesar de ello, quizás por costumbre o inercia uno trata de mantenerse dentro de ciertos parámetros de conducta, muy importantes, por cierto, para las normas de urbanidad y la buena imagen, que procura impostar ante los ojos de la gente.

Pero… ¿Y los valores? ¿Qué sucede con ellos? ¿Dónde quedan las cosas que aprendimos? ¿Lo que nos enseñaron? Son preguntas sin respuesta… moral, justicia, fraternidad, pudor, rectitud, verdad, humildad, decencia y quien sabe cuantas cosas más, que uno va olvidando o dejando de lado. ¿Los porque? Creo que a eso debe circunscribirse el análisis; a conocer el motivo que conlleva a quebrar ciertas reglas. Porque es antiguo, porque es ridículo, porque te ven diferente – y no quieres destacarte o ser distinto a los otros -, se burlan y te ridiculizan, te pisotean y hasta puedes ser considerado un “mal ejemplo” siendo honesto.

Y de pronto un día cualquiera, se gira la cabeza y ves tus pasos marcados nítidamente; son tan serpenteantes y alejados de la línea que te horroriza y lo sientes como un cachetazo. ¿Dónde estás? ¿Qué hiciste? Avergonzado tratas de limpiarte; finalmente terminas por aceptar que lo único que puedes hacer es recoger tus harapos y caminar nuevamente, casi desnudo, sin importar que te miren como un bicho raro.
Tal vez no sea tarde; tal vez aunque ya no sea tu tiempo, las nuevas huellas sirvan para que los niños, los jóvenes, (y algunos locos como yo) puedan andar limpiamente, sin temores, casi como un juego, por la senda de la que uno no debe apartarse nunca, la de la corrección y la franqueza, - sin que ello resulte esforzado – dejando de lado los engaños, con la honestidad de aceptar los yerros y sin renunciar a ser uno mismo.

DIGNIDAD Y RESPETO

En la guerra y en la paz, en la victoria y en la derrota lo más importante es tener dignidad.
Una victoria indigna es más humillante que la derrota. Sé honorable con tu contrincante; por muy humilde que sea el enemigo, si respetas su dignidad, siempre serás respetado. En definitiva las grandes y pequeñas batallas, los grandes y pequeños enemigos, y hasta las grandes y pequeñas personalidades dependen del respeto y la dignidad con que sean tratados. De eso se tratan las relaciones humanas.

sábado, 5 de abril de 2008

EL LAPACHO ESPECIAL


MMMmmmm, sábado a la mañana, son casi las 9,00 a.m y el parque está todavía silencioso.
Si!!, debo hacer el esfuerzo de trotar un poco y respirar aire puro; el exceso de cigarrillo y las largas horas encerrada en la oficina, me habían hecho tomar conciencia de lo que necesitaba.
Por otra parte, era maravilloso poder disfrutar del olor del césped húmedo todavía por el rocío nocturno, la inmensa gama de colores de los lapachos florecidos en esta época del año, desde el rosa pálido al morado intenso y la exquisita fragancia de los rosales que sutilmente me envolvía a medida que me iba internando en la zona del rosedal.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de unos sollozos desde el costado del lago, donde los cisnes empezaban a despertar...
Era una joven adolescente, que miraba sin ver a la distancia, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas morenas.
Me acerqué afligida y le pregunté si podía ayudarla en algo. Asustada la joven, porque no me había visto acercar, respondió con una negativa.
No obstante la respuesta, me senté a su lado, le tomé las manos y le dije:
- Dime, ¿Qué te pasa?, ¿Porqué una linda chica como vos puede estar triste? ¿Tienes algún problema?
- No tengo amigos, escapan de mi porque soy diferente, tal vez les resulte aburrida!!! La música estridente no es de mi agrado, y prefiero la calma de observar una puesta del sol y escribir poesías...
Sonreí, recordando similar sensación en esa misma etapa de mi vida y a continuación, compartí con ella algo que me dijeron una vez...
- Mira a tu alrededor, observa los lapachos florecidos, ¿Cuál es el que más te llama la atención de ellos?
- Aquel!!!, el más pequeño de todos, es de color blanco...!!!
...Es hermoso!!!
- Bueno, que eso te deje una enseñanza mi querida niña; ya ves, es el más pequeño..., pero es diferente, por eso posaste tu mirada en él.
No es importante ser grandioso ni parecido al resto, lo fundamental está dado porque tú supiste mirarlo.
Algún día encontrarás quien te valore y ame justamente porque eres distinta al resto.
Luego de lo cual, la dejé mientras ambas esbozábamos una sonrisa.
Poco tiempo después, haciendo el mismo recorrido la volví a encontrar, pero esta vez acompañada de un delgado muchacho, junto al que leía un poema; sin palabras de por medio, solo saludó con la mano y me señaló el lapacho blanco. La felicidad le iluminaba el rostro.
... Y a mi se me escapaba una lágrima de ternura.

Magui Montero
Nota: El Rosedal. Palermo. Ciudad de Buenos Aires. Año 2005. Fotografía gentileza de Néstor Miño

SOLEDAD

Silencio… solo quebrado por el chisporroteo de la brasa al aspirar el cigarrillo. Por enésima vez fijo la mirada en el techo, tratando de descubrir nuevas figuras en la vieja mancha de humedad.

El humo serpentea en suaves y voluptuosas formas sobre mis ojos, poniendo niebla al incomprensible paisaje. Permanezco quieta, solo mis párpados se mueven de a ratos en un lento aleteo.

¿Es esto la soledad? Sin embargo, en incongruencia total siento mi mente correr. Se me eriza la piel cuando un sorpresivo mechón de cabello resbala y toca mi hombro.

Ahora percibo con nitidez el tic tac del reloj que inútilmente trata de avisarme que el tiempo sigue pasando. La lámpara encendida desde quién sabe cuanto, mimetiza de amarillento el cuarto.

Mi brazo izquierdo yace a un lado como el ala quebrada de una gaviota que no puede seguir vuelo. La ceniza del cigarrillo ha pintado de gris mi pecho, pero no reacciono, sigo hipnotizada por el claroscuro del dormitorio silencioso.

De pronto… uno, dos tres… al principio suaves y mortecinos sonidos desacompasados; luego muchos, cientos, musicales. La lluvia golpea mi ventana y veo deslizarse las gotas por el vidrio, avisándome, requiriéndome, invitándome a incorporarme a la vida.

Me puse de pié trabajosamente, los músculos anquilosados por las horas de inmovilidad, y mis ojos resecos comenzaron a humedecerse en una torpe imitación de lo que veía a través del cristal.

Afuera amanecía. Es cierto que estaba gris y lluvioso, pero era un nuevo día. La vida me decía que debía continuar, paso a paso; ya vendrían nuevamente los días de sol, pero para ello tendría que pasar la tormenta que me estaba nutriendo.

Mi corazón resquebrajado la necesitaba…

Magui Montero

MI TIERRA SALVAJE


El sol es un círculo impiadoso de fuego que calcina la tierra. La siesta de verano ha convertido ese día en un horno y los pocos matorrales achaparrados que aun resisten, se retuercen sobre si mismos tratando inútilmente de esconderse de la reverberación, que semeja una caldera hirviendo.

El viento norte levanta remolinos infernales y aúlla en quejidos lastimeros parodiando una escena propia del averno. Cuando de rato en rato calma, el pesado silencio se hace sentir con mayor fuerza que los sonidos del viento.

La tierra sedienta, pide en callada plegaria, el auxilio de la lluvia y su corteza reseca está marcada por dibujos infinitos cual si fuera la superficie craquelada por un fantasmagórico artista.

Una niña pequeña, permanece de pie al cobijo de un arbusto, los cabellos enmarañados cubren parte de su rostro; el liviano vestido que alguna vez fuera blanco se ha mimetizado con el terracota del polvo en suspensión, y sus piecitos descalzos trazan torpemente algunas palabras sueltas en la tierra floja.

Sin embargo, este paisaje aparentemente desolado para un extraño, tiene la belleza y el carisma de lo autóctono; solo que hay que saber mirarlo.

El cielo es de un azul intenso, y las nubes blancas apenas alcanzan a jaspear de ovillos algodonosos su extensión que se pierde en la distancia, allí donde el horizonte traza su imaginaria línea acostándose a descansar en la mansedumbre terrena.

Los algarrobos ofrecen azucarado manjar a cuanto caminante deseoso de placer almibarado quiera saborearlo; los tunales brindan sus apetitosos frutos al sediento campesino que, sabio de las trampas que propone la espinosa planta, los escamotea al mezquino vegetal, quien custodia sus dulces bocados cual celoso amante.

Las flores silvestres ponen pinceladas de color y surgen desafiantes, a pesar de su aparente fragilidad, burlándose con sus fuertes tonos del insaciable sol que quiere doblegarlas.

Tierra agreste y reseca, dura y difícil, pero suave y amable para aquel que sepa encontrar lo maravilloso de su espíritu salvaje. Solo aquellos que te conocen en su virginal esencia pueden valorar lo maravilloso que es pertenecer a tu fraterna identidad.

a Solita Pereyra y Blanca Coronel
Magui Montero
Nota: Santiago del Estero. Año 2000. Fotografía gentileza de Gustavo Luis Tarchini

MARIPOSAS EN EL CORAZÓN

Hoy salí a comprar cigarrillos en el kiosco de la esquina. La gente pasaba apurada, empujándose, tratando de llegar no sé a que parte, con la urgencia propia del horario bancario, las largas colas o la compra diaria.
De pronto ví a una señora mayor, que se desplazaba con dificultad, esperando que disminuyera un poco la circulación de automóviles para poder cruzar la calle, en una esquina sin semáforos...
Se le acercó un niñito de pocos años, cara sonriente, descalzo, con ropas humildes e inmensos ojos negros...
- Hola abuela, necesita ayuda???
- No gracias, puedo sola, amiguito.
- De todas formas le ayudo a cruzar..., señaló el niño, y tomándola de la mano, atravesaron juntos la calle.
- Te agradezco!!, dijo la anciana con una sonrisa. ¿Quieres una moneda?
- No abuela, ya me pagó!!!
- ...pero, si yo no te dí nada!!! - dijo extrañada -- Si señora..., usted me tendió la mano, no se fijó que la tengo sucia, y no le importó hablar con un chico de la calle.La viejecita, a continuación lo apretó contra su pecho, hundió su mano en el tapado, extrajo un puñado de caramelos y los extendió hacia el pequeño, quién luego de recibirlos se alejó riendo...
Yo, que veía desde cerca todo esto, quedé petrificada ante el diálogo del que había sido muda testigo, y con los ojos muy brillantes (sería por el frío???), me puse a pensar en la tremenda lección de AMOR de ese pequeño...
...De pronto el invierno había desaparecido, el sol tenía mayor tibieza, y cientos de mariposas me llenaron el corazón.
Era cierto!!..., no todo está perdido!!!
Mientras haya alguien que se tome el tiempo para tender una mano a los que la necesitan, la primavera en el alma brotará mágicamente en cualquier estación del año!!!!

A mis queridos chicos de la Asociación Changuitos
Magui Montero

LOS RECUERDOS

Es la vejez una forma de recuperar cosas...? Quizás...Muchas veces lo había pensado o intuido; cuando escuchaba a mi abuelo contar historias maravillosas de su lejana tierra.
Ahora, tal vez, pisando los primeros peldaños de ella; cuando la sangre ya no intensifica el color de mis mejillas por la vergüenza recién estrenada, o la urgencia de mi tiempo no tiene la premura del "antes que pasen los años"; puedo reconocer que he descubierto lo maravilloso que pueden ser los recuerdos de los antiguos aromas, los sonidos cristalinos de las risas juveniles, la tibieza de unas manos acariciando mi rostro o el abrazo de oso de mi padre ¡tan grandote! desde la altura de mis apenas cinco años.
Y sueño... sueño mientras muchos creen que se terminaron para mi, la hermosa etapa de los sueños.Y vuelvo a ser niña desgajando una perfumada mandarina, sentada en el patio de la vieja casa, mientras el cálido sol se empeña en pintarme pecas en la regordeta cara.
Y vuelvo a verme empinada en puntas de pie, tratando de seguir la ceremonia diaria del mediodía, cuando papá se cepillaba pacientemente las uñas, jabonando sus manos antes de sentarse a la mesa. Y regreso al momento en que mamá con manos expertas lograba un hermoso moño intentando mantener prolija mi rebelde cabellera.
Sigo evocando distintas escenas que van cayendo, como las capas de pinturas sucesivas sobre una antigua pared, todas de diferentes colores...
Las escapadas junto a mi hermano en horas de la siesta para comer moras o hacer travesuras sabiendo que lo teníamos prohibido.
...Cuando quise hacerme la adulta a los doce años y fumé el primer cigarrillo sacado a escondidas del traje de papá, pasando la tarde tirada en la cama entre vómitos y mareos, jurando que era la última vez que lo hacía.
El beso robado en la ya lejana adolescencia, mientras me temblaban las rodillas y se cubría de rubor mi rostro, con el fondo musical de "yesterday" entonado por "The Beatles".
Las inolvidables palabras musitadas en mi oído -tan cálidas e inesperadas- "quiero casarme con vos"; el primer llanto de mis niñas, en el preciso instante de mi recién descubierta maternidad.
Y por último en un remolino interminable de acontecimientos que me golpean el corazón y humedecen mis ojos; mis hijas hechas mujeres. Su felicidad, sus tristezas, poder descubrir en sus pequeños el mismo gesto de picardía que había conocido en ellas.
De pronto, algo me vuelve a la realidad... Unas manitos rosadas, llenas de pegote almibarado me reclaman con tirones en el borde del vestido; y reflexiono... Estrecho fuerte contra mi pecho a mi nieto, sabiendo que quizás, esta enternecedora caricia que le brindo hoy, sea la chispita que encienda el caudal de recuerdos -el día que llegue a esta edad-, tal como yo los recuperé hoy.
Mis vivencias me permiten desechar lo malo, lo amargo, lo difícil; confiando en que los yerros nos educan en el crecimiento personal y con la íntima satisfacción de saber que solo quienes transitamos esta etapa, podemos gozar plenamente… de los recuerdos.

A mis padres Elena y Pepe
Magui Montero

LA GITANA


Salió como todos los días de la carpa a la calle; las ancestrales costumbres eran parte de ella, debía traer el sustento para la tribu. Junto a las otras gitanas, se encaminó a la zona céntrica de la ciudad.

Su cuerpo cimbreante se destacaba del resto de las mujeres. Las esbeltas piernas acariciadas por la suave gasa de la falda de volados, las caderas moviéndose rítmicamente, los pechos firmes temblaban al impulso de sus pasos y el cabello negro y ondeado acariciaba con suavidad su espalda.

Los hombres se volvían para mirarla, y aunque ella no parecía darse cuenta, eso era parte de su juego. Sabía despertar pasiones con solo verla; pero su cuerpo era demasiado valioso y lo entregaría cuando su padre encontrara un gitano lo suficientemente rico, para pagar por ella el derecho a hacerla su esposa.

El fuego bullía dentro de la gitana… La rebeldía propia de su raza, había nacido consigo, junto a lo que natura le proporcionara.

Llegaron a la plaza principal y luego de que le indicaran la hora de regreso, para que un vehículo las recogiera en ese mismo lugar, dirigió sus pasos con lentitud hacia cualquier parte, buscando potenciales clientes que aceptaran el ofrecimiento de “…le adivino la suerte?”.

En realidad no todas leían las líneas de la mano, pero su abuela le había enseñado los secretos de cómo hacerlo. Ella miraba decenas de manos pero les decía solo lo que sabía deseaban oír.

Alzó la vista y vio entre medio de cientos de personas que pasaban en ambas direcciones, un apuesto joven de traje oscuro que caminaba en su dirección; con voz suave pero clara le dijo el acostumbrado “te adivino la suerte, guapo!!”

El muchacho la miró sorprendido y se paró instantáneamente, no llevado por la invitación, sino apabullado por la belleza que tenía quién lo requiriera y su hermosa sonrisa.

Conocedora de su ventaja, extendió la mano y tomó la de él entre las suyas. El contacto con sus dedos y la tibieza de su piel la estremeció, pero permaneció sonriente.
Con el dedo índice recorrió la línea de la vida, y por un instante pudo ver viajes, dinero, felicidad, amor, hijos. Nada dijo… demoraba mirando esa mano, mientras su corazón latía sintiendo que ese era el hombre que ella desearía para si.

Los labios le temblaban, levantó los ojos y buscó los de quién estaba frente suyo, y encontróse con una mirada profunda de un intenso color verde. Solo pudo balbucear… serás feliz, tendrás una vida maravillosa a lado de la mujer que ames; giró sobre sus pasos y se marchó rápidamente, dejando al sorprendido joven mirándola, sin esperar que le diera las monedas que él guardaba en la otra mano.

Pasaron los días, de su mente no se iba la penetrante mirada que recordaba. En tanto, un gitano de otra tribu había aceptado lo que su padre solicitaba como dote. La indiferencia con que tomó la noticia, sorprendió a todas las mujeres de su grupo; pero ella soñaba con esos brillantes y rasgados ojos verdes que se reflejaron en el pozo oscuro de los suyos…

Le comunicaron el día en que se haría una fiesta para que conociera a su futuro esposo y se arreglarían las condiciones para la boda; pero ella siguió sin dar mayores muestras de interés por lo que sucedía a su alrededor.

Mientras al paso de los días la actividad se hacía febril, puliendo la vajilla, preparando las bebidas y comida para la llegado de las visitas.

Finalmente, el día domingo despertó con el trajín de su madre y de las otras gitanas que iban de un lado al otro ayudándole, y la música comenzaba a sonar.

Su hermana mayor la ayudó a vestirse, cepillándole el pelo con vigor para que brillara más y lo dejó caer sobre su espalda. Debía quedar dentro de la carpa hasta que le indicaran cuando debía presentarse ante su padre y la familia del novio si todo salía bien.

De acuerdo a la tradición debía bailar una danza ella sola, dedicada a su novio, para que la pudiese observar en todo su esplendor. La música continuaba; cansada de esperar, la gitana se había recostado sobre los mullidos almohadones de brocato, mientras la fiesta seguía afuera, y el sol comenzaba a declinar… Se escuchaban risas, aplausos y el tintinear de las copas, signo inequívoco de que todo había salido bien.

Entró su madre, recriminándola porque arruinaría su falda de volados y le dijo que debía bailar como nunca, anticipándole que su novio era joven y bien parecido; la beso en la frente y con una afectuosa palmada en las nalgas la empujó hacia el círculo de sus hermanos de raza, que la recibieron entre gritos de alegría y brindis por su belleza.

Cerró los ojos y levantó los brazos hasta que sonaron los primeros compases de “Concierto de Aranjuez”. Comenzó a danzar; ya nadie hablaba, su belleza increíble resaltada por el resplandor del fuego que parecía acariciarla, solo daba lugar a la contemplación.

En su interior, sabía que era su sino, y debía aceptarlo hasta el fin. Bailaba con toda la rabia y la fuerza que tenía dentro, sonriendo para todos pero mirando solo hacia su interior. Danzaba para “él” despidiéndose para siempre de su recién nacido y secreto amor adolescente. En tanto, su rostro reflejaba en marcada dicotomía una hermosa sonrisa húmeda por las lágrimas que brotaban a raudales.

Con los últimos acordes de la música giró repetidas veces, para finalmente hincarse a los pies de quién sería su marido para siempre, y que se había negado a mirar, hasta el final de la danza. Esto era una señal inequívoca de respeto y sumisión, y el final de todos sus sueños. Se quedó quieta, con el cabello revuelto y la mirada baja, mientras todos irrumpían en vivas y aplausos… los había cautivado con su baile.

Percibió una caricia en su rostro aún mojado y la voz varonil más hermosa que hubiese escuchado, le dijo dulcemente: ¡Hola, bella hechicera! Te vine a buscar para saldar la deuda por haber adivinado mi suerte… la vida será maravillosa, a tu lado.

Magui Montero
Nota: Año 2005 - Fotografía Magui Montero.

EL MAR Y YO


Soy mediterránea. Mi tierra es árida, reseca; el sol impiadoso y ardiente; el suelo semeja la piel curtida, áspera y oscura de mis hermanos campesinos; los ríos de mi terruño serpentean amarronados o apenas verdosos por las melenas de algas crecidas en los recodos.

Sin embargo, amaba lo que no conocía, desde pequeña soñaba con el mar… y solo lo había visto en pinturas y fotografías.

Mis noches apacibles acunada por Morfeo estaban saturadas del olor salino de la brisa marina, mis pies eran lamidos por la suave espuma que moría en la playa al empuje de los vaivenes que indicaba Selene desde su cumbre plateada.

El color marino viraba desde el azul petróleo en las noches estrelladas, al rojo sangre cuando Apolo comandando su carro de fuego comenzaba a cruzar la bóveda celeste, o al celeste translúcido en los días más claros.

Mi ensoñación lo preveía enojado, con altas olas como garras alzándose, en protesta vana hacia el cielo en jornadas tormentosas; apenas brioso cual corceles blancos de agitadas crines sacudiéndose con el viento; o calmo y suave como una sábana de raso de irisado brillo.

Pasaron los años, y siguió estando presente en mis noches. A diario lo buscaba y comparaba con cada tinte de azul que se cruzaba en mi vida… En las campanillas florecidas, en unos ojos nórdicos, en el cielo o en un paño de mi querida bandera; hasta que surgió la oportunidad largo tiempo esperada.

Viajé durante muchas horas, y a pesar de la belleza de los campos vestidos de esmeralda en todo su esplendor, mis ojos se empeñaban en soñar azules.

Llegué, dejé el equipaje, y fui al encuentro de mi amado... Me paré frente a él y abrí los brazos para llenarme total e íntegramente de su magia, para recibirlo en cada poro de mi piel.

Mi adorado mar… sucumbí a su llamado. Como un lujurioso enamorado me envolvió y me tomó para sí. Emergí cual Venus, feliz, satisfecha y en íntima armonía.

Soy mediterránea, lo seguiré siendo hasta el fin; pero el mar me conquistó y me hizo suya para siempre.

Magui Montero
Nota:Costa De Viña del Mar. Chile. Año 2005 - Fotografía gentileza de Luis A. Gallardo Cortéz.

EL ALGARROBO


Los golpes del hacha despertaron el sueño arcaico del inmenso árbol, su grandeza tambaleaba con cada herida que el jornalero le producía, asestada con fuerza en las profundidades de su ser.
¿Qué sucedía? ¿Por qué? ¿Cuál era su pecado? Sus vainas más dulces las había ofrendado cada año tanto al hombre del campo como a los animales del monte, las ramas que lo coronaban habían servido para protección y hogar de pájaros que le agradecían con trinos. Las chicharras, compañeras eternas, emitían su reiterado clamor que ensordecía en el verano, presagiando la madurez de los frutos. ¿Todo había terminado?
Su corazón vegetal siguió latiendo aun cuando el suelo se estremeció por la caída del árbol; pudo escuchar el grito de triunfo del hachero, cuando creyó que lo había doblegado.
Ahora yacía aparentemente inerte, rodeado de astillas que habían volado en silente protesta. Y lloró, lloró asustado, al no entender porque se estaba tronchando su vida feliz en el monte.
Él, que había gozado moviendo sus brazos al ritmo que le imponía su hermano viento. Él, que había bebido el agua fresca de la lluvia, sorbiéndola con ansia y transformándola en savia vital para seguir elevando su orgullosa estatura. Él, que abría los brazos, contento de la sombra fresca que protegía del bravío sol; ahora estaba a los pies de sus hermanos más pequeños. Se sentía humillado.
El hombre seguía con su labor, inconciente del dolor del algarrobo. Pacientemente, siguió limpiándolo, sacando ramas y cortándolas en trozos más pequeños. Llegado el atardecer, las cargó a los lados de un caballo, tomando otro atado para sí que puso sobre sus hombros y se marchó.
El árbol, al caer la noche, pudo cubrir su vergonzosa desnudez al abrigo de las sombras piadosas. ¿Ese sería su fin? ¿Por qué lo habían lastimado?
Desde el cielo, sus amigas las estrellas, le enviaban guiños de aliento para aplacar su pena.
La madre tierra acunó en la oscuridad al hijo parido de sus entrañas, en un vano intento por retenerlo y protegerlo en su seno.
Apenas la aurora había coloreado de rosado el cielo, cuando las aves comenzaban a dar la bienvenida al nuevo día, el hachero regresó con otros hombres que lo acompañaban y varios caballos.
El algarrobo asombrado, observaba como su tronco era rodeado por cadenas y arrastrado por la angosta picada, mientras dejaba atrás para siempre el lugar donde había nacido a la vida desde que surgiera como una pequeña mata, hacía ya muchos años.
Creía que no era posible mayor sufrimiento, presentía que era el ocaso de su existencia; pero su alma bravía seguía intacta, aun podía percibir sensaciones.
Llegaron a un poblado, donde lo dejaron de lado, durante todo un día; pero luego su martirio prosiguió.
Veía como su cuerpo era reducido poco a poco, por unas herramientas dentadas; su apariencia se estaba modificando, lo separaban y volvían a unir, introducían metal en sus entrañas y pasaban sobre él algo que lo redondeaba dándole tersura y suavidad a los bordes.
Unos niños risueños lo acariciaban, en la primera muestra de afecto que sintiera desde que fuera sacado de su hogar.
Ahora, incomprensiblemente su cuerpo se había multiplicado en decenas de bancos de una humilde escuelita rural.
Y el alma del árbol finalmente comprendió, y extrañamente se sintió nuevamente feliz. El sacrificio tenía un sentido, ahora sus preguntas habían encontrado una respuesta.
Los sonidos eran diferentes, pero el jolgorio era el mismo. Las risas sonaban tan alegres como el trino de los pájaros, y estaba orgulloso de cobijarlos cuando trepaban cual si fueran urpilitas inquietas. No sentía la suavidad del viento rozando sus ramas, pero cada día la campana le anunciaba la llegada de los pequeños que tocaban su superficie tersa y la tibieza de las decenas de manitas torpes semejaba el sol primaveral, compensándolo para siempre.
Ahora era el tiempo del sueño, pero del sueño fecundo. El algarrobo estaba orgulloso de su misión, pues serían muchas generaciones las que se apoyarían en él para fructificar en educación y saber, para crecer y hacerse hombres honestos, que trabajaran por el engrandecimiento de su suelo.


Magui Montero
Nota: Ejemplar de algarrobo. La Dársena. Dpto. Banda. Prov. Santiago del Estero. Año 2005.
Fotografía Magui Montero.

DUENDES DE LA NOCHE

Había decidido abrirme camino en la gran urbe. Chau familia y amigos, algún día volvería triunfadora... Y emprendí el viaje hacia los sueños.
Con el título flamante bajo el brazo, el trabajo con buen sueldo conseguido en esa empresa, – gracias a los contactos de papá – y el departamento de un ambiente ¡¡todo para mi!! Ya estaba casi realizada.
Pasaron los meses y se desgranaron los años... Ropa nueva, escalar posiciones, tener auto y la imprescindible PC.
Estaba alcanzando lo ambicionado, pero la nostalgia y la soledad me envolvían cada vez más...
- Flaca...¿Qué harás el fin de semana?
- No sé, no tengo nada previsto...
- ¿Vamos a un reducto que conocí? Está muy bueno, y hay música en vivo!! – dijo Sonia, mi compañera de trabajo.
- OK!! - respondí, más que todo porque no quería volver a las interminables horas enganchada en Internet o viendo televisión, comiendo un sandwich y tomando gaseosa.
... Y fuimos. Linda decoración, había buena onda, muchos jóvenes en grupo que reían, música fuerte.
Por fin, luego de meternos en la marea humana, logramos dos lugares en la barra, cerca de donde una banda estaba preparando todo para comenzar a tocar.
Me acomodé mejor para escuchar, mientras Sonia conversaba animadamente con un amigo que estaba a su lado.
Comenzó a sonar la banda, y de pronto ví al cantante... Su cálida voz me envolvía, mientras entonaba una dulce canción en inglés; sus profundos ojos negros estaban clavados en mi; y me olvidé del resto del mundo...
... Era él!!, el duende que había rondado mis sueños y antes no tenía rostro; quedé shoqueada, hasta que Sonia dijo - ¿ Vamos??
Como sonámbula respondí – bueno - y aunque me había arrepentido antes de terminar de decirlo, era demasiado tarde.
Durante días giró en mi cabeza esa imagen, hasta que se produjo el accidente...
Había demasiada neblina en la ruta, y terminé chocando contra otro coche que iba delante de mí. Después...?? Ya no recuerdo más...
Donde estaba? Acaso en el cielo??
En medio del sonido de la sirena, encontré los hermosos ojos negros y una sonrisa que quería infundirme seguridad.
- Hola, como te sientes? ¿estás mareada? – preguntó, mientras sus manos trabajaban agilmente.
- No te preocupes, ahora me siento bien – respondí, mientras observaba su chaqueta manchada con la sangre que manaba, de la pequeña herida que tenía en mi frente.
- Te conozco!! Eres la chica que me cansé de buscar para hablar, cuando estuve en el pub con mi grupo. Como te llamas??? Nunca pude saber tu nombre...
...Y allí supe que la conexión se había dado.
Se había establecido un puente inexplicable entre los dos, a través de la mirada.
La vida me estaba brindando una segunda oportunidad con este fortuito encuentro. ... Y no la dejaría escapar.Por fin había encontrado a mi duende de la noche...
Magui Montero

COLOR SEPIA


La caja de cartón con viejas fotografías, guardada en un rincón de la biblioteca, despierta mi curiosidad. Rostros desconocidos, y otros no tanto me miran desde decenas de años.

Disfraces de carnaval, reuniones de amigos, rostros de niñas con bucles y niños en trajes de marinero, mujeres vestidas de novia con extraños tocados y hombres de rostro severo con bastón y sombrero. ¿Quienes son todos esos seres que me miran desde el fondo del tiempo?

De pronto, una de ellas atrapa mi atención… no hay nadie, es la imagen del patio interior de una vieja casona, la tomo en mis manos y mágicamente me transporta al lugar. Estoy allí, las formas toman color y mis sentidos perciben aromas, texturas y sonidos.

Me veo con un vestido color crema y el cabello peinado hacia un lado, en el patio de baldosones, circundado de macetas con malvones de estridentes colores. Una puerta doble, de vidrios cubiertos con visillos permanece entreabierta, dejando ver en el comedor sillas de alto respaldo, la mesa cubierta por un blanco mantel bordado y la infaltable frutera de cristal. La habitación está en penumbras, aunque puedo observar el reflejo de restos incandescentes en una salamandra encendida.

Dos pequeños corretean alrededor de la mesa y sus risas son cascabeles soltados al viento. Percibo una nena de arreboladas mejillas y cabello que guarda los rayos del sol, su vestido de volados semeja una paloma a punto de volar; el niño de menor edad, apenas escapa ensayando sus primeros pasos, es más moreno y su boca roja hace un mohín cuando algo no le gusta, tiene camisa blanca y pantaloncillos azules con tiradores.

Siento un brazo rodeándome el talle y mi mejilla apoyada en el hombro de él… ¿Quién es? Un suave aroma a lavanda emana de su piel, cabellos oscuros, fino bigote. Es más alto que yo, puedo mirarlo; tiene ojos oscuros que posan su mirada en los míos con una inmensa ternura.

Escucho música, es un bolero interpretado por… mmm… ¿Jorge Negrete? ¿Pedro Vargas? No lo sé…, pero la letra es conocida…, si!! Es júrame… La melodía nos envuelve, me dejo llevar por ese cálido abrazo y una suave brisa trae aroma de jazmín de lluvia.

¡Soy feliz!! Siento el amor flotar y giramos…, giramos. Caigo en un caleidoscopio de colores cada vez más suaves, abro los ojos… la fotografía cayó de mis manos.

Estoy de nuevo en mi biblioteca, pero sé que algún día encontraré a ese hombre que en una dimensión extraña fue mi amor, y desafiando las barreras de la distancia y la irrealidad, volveré a sentir el calor de sus manos acariciando mi mejilla.

¡Me enamoré de mi sueño! …Sueño? …lo fue? Tengo la certeza que no… El perfume de lavanda conmigo quedó…

Magui Montero
Nota: Casa Museo. San Telmo. Ciudad de Buenos Aires. Año 2005. Fotografía Magui Montero.

AROMAS DEL ADIOS LA NIÑEZ

Alto, nervudo, los hombros anchos; la boca presta a la risa franca, ahora está tenso, las mejillas endurecidas por la fuerza con que aprieta los dientes; sentado, con la cabeza gacha, mientras el mechón de pelo que una vez fue del color del sol y el tiempo oscureció, se empeña en caer sobre el rostro. Los cálidos ojos miel que tantas veces se encontraron con los míos en callados mensajes de afecto fraternal están sin brillo, oscurecidos por el dolor.

Mi hermano, hoy un hombre íntegro, volvió a ser niño. Ya no el travieso y terrible “Barrabás”, inventor de tantas aventuras peligrosas en que nos embarcábamos juntos en esa feliz etapa de la niñez, sino aquel que necesitaba afecto y protección cuando se lastimaba; pero yo, su hermana mayor no podía curarlo, pues estaba tan herida como él.

La tía Pepita, la pequeña gringa de ondeados cabellos rubios y llameantes ojos azules, cómplice y confesora de sus “casi hijos”, se había ido para siempre. La mujer que por amor a sus sobrinos había desplazado en su corazón al amor de un hombre y la vida le había negado hijos propios por decisión de su obstinada soltería.

Había partido llevando en sus múltiples bolsillos, paquetitos apretados de recuerdos bonitos, caprichos y mimos. Ah!! Si solo pudiese abrir uno a uno como envoltorios de papel celofán de diferentes colores, esas pequeñas grandes cosas que nos brindará a diario para que los tres diablillos no extrañáramos a mamá y papá que salían a cumplir con sus tareas cotidianas.

Y comienzo a desplegar los papelitos… los tibios y dulces mates de leche que cebaba pacientemente en la pequeña silla de paja mientras se reía de nuestras payasadas, la furia pintada en sus ojos azules y las mejillas rojas porque hacíamos llorar a la bebé de la casa, el chicharrón caliente con pan crocante en las mañanas invernales, la aromada zampella y los tazones de chocolate caliente en la cama… todo se había ido con ella.

En su viaje final había guardado también el caramelo de azúcar quemada y la sopa de gallina con arroz. El olor de la nuez moscada y la canela, me la recordaban más que el suave perfume de agua colonia; los sonoros besos más que sus lágrimas; la magia con que su estatura crecía y se alzaba al cadencioso bailar una zamba, más que la marca de los infinitos cigarrillos…

Miré a mi hermano, nos abrazamos con el dolor de saber que aunque éramos dos adultos, nuestra niñez estaba partiendo con ella. En ese preciso instante el viento trajo aroma a vainilla…

La tía Pepita nos estaba diciendo adiós a su dulce manera…

A mi tía Pepita
A mi hermano Carlitos


Magui Montero

Ingenuidad

Rosadas mejillas,
brillo en la mirada,
muñeca sonriente,
jolgorio en la casa.
Nariz respingona,
melena enrulada,
sueñas con castillos,
hablas con las hadas.
Tu ilusión de niña,
volando sin alas,
seduce la vida,
jaqueando alboradas.
Quisiera tenerte,
por siempre acunada,
más la vida pasa,
cual si fuera nada.

Los años transcurren,
vuelan con la nana,
y creces hermosa,
rebelde, fogosa.
Se afina tu rostro,
mujer caprichosa,
aroman tu cama
perfume de rosas,
Locuaz y sincera,
debates con rabia,
arreglas el mundo,
sublimando causas.
Tus líneas se curvan,
tus gorjeos callan,
trocaste en adulta,
partiste de casa..

Magui Montero
Para mi hermana Norma

Amor Verdadero

La cinta celeste de aquella tarjeta,
regalo lejano de una Navidad,
despertó cadencias, tiempos olvidados,
Quebró mi rutina, mi seguridad..

Ilusión querida, varón anhelado,
Es quién me ha brindado, la felicidad,
La pasión, la fuerza, el mirar sereno,
El calor de un beso, las ganas de amar.

Tierno como un niño, fuerte como un roble,
Sonrisa mezquina, amigo tan noble.
Tu pecho cobija, tu abrazo sosiega,
Cambias mi cordura, la hiciste quimera.

Alma de poeta, corazón bohemio,
Jugaste a quererme y yo gané un dueño.
Vives en el aire, mientras piso el suelo,
Dos mundos distintos para un solo sueño.

Mi piel sin tersura, tu pelo con canas,
Los hijos adultos, levantan sus alas.
Amor verdadero, sin tiempo y sin nombre,
No es ningún secreto..., mi esposo es el hombre.

Magui Montero
Canción Finalista en el Festival OTI de la Canción
de la provincia de Santiago del Estero Año 1986

Sangre De Mi Sangre

Son los dos extremos,
de mi sube y baja,
mis hijas mujeres,
las que me apuntalan.

Cada una en su estilo,
brisa o remolino,
bebiendo la vida,
hacen su destino.

Una que es muy alta,
y la otra pequeña,
una pura espuma,
y las dos risueñas.

En ellas me veo,
sangre de mi sangre,
quizás en el porte,
o el mirar llameante.

Son mis dos niñitas,
que se hicieron grandes,
dulces y temibles,
impulso y carácter.

A mis hijas Sandra y Silvina

Magui Montero

Seducción

Soy mujer, si!!!! Plena y decididamente,
Como tal galopa y se agita mi mente
Con el desenfreno de mi piel candente
Transportada al límite del deseo
Por tus manos sabias que me dan veneno
Delirio y castigo, eres mi Perseo,
Quien mató a Medusa de un golpe violento
Con palabras bellas, con besos sedientos,
Con tu falo altivo, que socava lento.
Mi sangre se agolpa por sentirte dentro
Más, sabes que el goce, no pasa por eso.
Demoras tu ritmo, un quejido ahuyento
Me disfrutas loca, bravía, sin miedo.
Te sientes seguro, ganas la batalla
Tus dientes me muerden, mis uñas te marcan,
El climax ya llega, grito con el alma,
Surge cual vertiente la savia sagrada
Se eleva Pegaso cuando todo pasa
Y en alas del sueño volamos al alba.
Magui Montero

Sinrazón

Me miras...
En la semipenumbra del bar escondido
Tus ojos negros son carbones encendidos
No gimo...
Solo permanezco asida, a la mano de tu amigo
Y deseo que seas tú el que se quede hoy conmigo
Río fuerte...
Sintiendo un dolor que se parece a la muerte,
remonté un camino... y se signó mi suerte
Te marchas...
Y en la despedida yo te pido auxilio
Sabes que la huida es semejante al exilio.
Susurras...
No sufras, yo siempre estaré contigo,
Comprende, eres novia de mi amigo
Perderte...
Muerdo mis labios por la angustia de quererte,
... más, acepto mi castigo, solo por volver a verte.

Magui Montero

Noche de Amantes

Noche de luna,
¡tan serena y calma!
La cinta de plata
enrolla y envuelve
los cuerpos ardientes
en tibia batalla,
febril embeleso
que apresura el ansia
La piel angurrienta
de caricias caras
se desboca sola,
imprudente y rauda
palpando y sintiendo,
recibiendo y dando
Rozando paisajes
túrgidos, sensuales
Redondeadas curvas,
lánguidos pasajes.

Se agitan murmullos
que vienen, que pasan,
Cadencia infinita,
decidida lanza,
Sacude y golpea ...
horada a su amada
Sorbiendo su fuego
que envuelve y que mata.
De pronto el silencio,
el temblor se agranda,
Se curvan las pelvis,
se estremece el alma,
Un rayo recorre
de pies a cabeza
Y brota el torrente
y un gemido estalla.
Luego la quietud,
los suspiros callan...
Tan solo la noche,
gastada de luna
Vela el dulce sueño,
sublime y hermosa,
de laxos amantes,
sin urgencia alguna...

Magui Montero
Nota: Título: “La espera” Técnica mixta lápiz y crayón. Año 2005.
Ilustración gentileza Salvador (Acho) Vidal

Mirando El Paisaje

Silencio herido por gritos
de pájaros anfitriones.
El viento despeina nubes
rasgadas cerca las cumbres.
Los caminitos de piedra
Serpentean entre jumes.

Dedos gigantes señalan
blasonando mansedumbre
al sol que desde lo lejos
pinta colores de herrumbre.

Son los cactus milenarios
que erguidos colocan lumbre
al claroscuro gimiente
del eco que no sucumbe.

Las casitas somnolientas
pintan de luz los azules,
mezclándose con los verdes
del agua llena de luces,
que se pierde en las gargantas
resecas..., y se consume.

Magui Montero

Me Despertaste A La Vida

Mieles probadas un día
en el calor de tus brazos
vuelven cubiertas en bruma
con el paso de los años

Mi piel se llena de fuego
las manos de mil caricias
hieren mi boca tus besos
sin recordar tu partida

Crisálida en mariposa
me despertaste a la vida.
Juventud llena de sueños,
fruta en sazón convertida.

¡Porqué me dejaste sola!
¡Qué poco que me querías!
Se quebró todo lo hermoso
me borraste la sonrisa.

El tiempo que es viejo sabio,
rodó con luz y cenizas,
la nieve de los inviernos,
cerró profundas heridas.

Pero volvió la tibieza,
de la primavera mía.
Y soy feliz nuevamente,
me devolviste a la vida

Magui Montero

Amor Virtual

Muere ya la tarde,
mi pecho se enciende,
corren los minutos,
dolorosamente,
estará, no estará,
no importa si miente,
la mujer madura,
firme, coherente,
se evapora..., con solo...
tenerlo en mi mente
.
Latidos violentos,
rubor en mi cara,
trastoca mi vida,
me traspasa el alma...
¿Quién es el culpable,
de este sufrimiento,
de esta hermosa angustia,
que casi me mata?
No sé, no me importa,
solo sus palabras...

Gloriosa dulzura,
desata mis ansias,
pasión, torbellino,
ilusión que cala...
Tan solo lo espero,
tibia y entregada,
leyendo en las tardes,
la fría pantalla,
anhelando un día,
me dé su mirada...

Magui Montero

Quisiera...

Quisiera decirte
todo lo que siento,
más.., mis labios quietos
no tienen palabras.
Quisiera apretarte
muy fuerte en mi pecho,
más..., mis brazos laxos
aferran la nada.
Quisiera brindarte
un sinfín de besos,
y solo mi aliento
aspiro sin pausa.
¡Que pobre regalo,
mantener la calma!
¿Reputación, honor?
¿Jactarme de dama?
¡Nada de eso sirve!
¡Qué gloria tan vana!
¡Si solo pudiera
romper las cadenas,
de mentiras huecas,
protegiendo fama!
Trastocar mi vida,
gozar de tu cama,
sentir tus caricias,
entibiando mi alma.
Temblar de deseo,
vibrar con tus ganas.
...Y después de todo
el voraz deleite,
de tu cuerpo tibio,
delicia sin maca,
volar hasta el cielo,
sin gloria y sin fama,
celebrando al hombre
que rompió mi calma.

Magui Montero

Entereza

Dura como un árbol
permanezco erguida
templada a los golpes
que nos da la vida

Camino sin pausa
buscando salida
no pido socorro
ni muestro mi herida.

Cierro con canceles
mi alma consumida
Más, puertas afuera
río como niña

Grotesco payaso
íntima agonía
máscara que cubre
la tristeza mía.

Embuste?? Artificio??
a quién le interesa!
El dolor es mío
urdo mi entereza.

Tu Voz

Tu voz, ah tu voz...
Acariciante, susurrando,
Siento tus manos rozando,
Sabiendo que nunca podrá ser.

Quizás al llegar el sueño,
La fugaz imagen retorne
Y logre percibir al dueño
De esa boca buscando placer.

Con intensidad, en mi locura,
Noté en mi cuerpo vibrante
La dermis húmeda del sutil instante
Agitada, tibia, arrebolada, infiel.

Mil signos surgen y callan,
El pubis febril ya estalla,
Trepando a la cima aullante,
Contorsión y espasmo, rasgando mi piel.

Retomo conciencia....
la suave penumbra,
el lecho revuelto,
restos de mi flama,
presta como el viento,
la visión se acaba,
el dulce sonido de tu voz, se fue....

Magui Montero

Antinomia

Permanecía dormida.
Aletargados mis sueños.
Deslizándome en la vida
Pura sonrisa sin dueño.

Entraste a mi vida raudo
Abriendo nuevos senderos
Torbellino de emociones
Para mi campo sediento.

Sal y azúcar, ángel-diablo
Luz y sombra, vida y muerte,
Dos extremos que se tocan
Más nunca podrán tenerse.

Lancémonos al peligro,
Volando en caída libre,
No mires nunca hacia abajo
Permíteme sostenerte.

No pienses en el futuro
vive el hoy, juega a la suerte,
tierra yerma y sangre joven
tengo miedo de perderte.

Magui Montero

Al Hachero

Piel cobriza…
Cientos de surcos resecos
de lágrimas no vertidas,
y sudor bebido amargo
marcan sombras infinitas.

Tu voz silente está ahogada
de tanto guardar la risa
parco, duro como el monte
solitario el eremita

Las manos secas, y toscas,
parecen garras crispadas
no conocen de caricias
fueron forjadas con hacha.

Ah dulce y agreste hombre,
si alguien pudiera darte
un puñado de ilusiones
que tu patrón no te saque,
pero solo tienes eso,
talar madera del monte…
para cambiarla por yerba,
y tal vez para embriagarte;
llevar el pan a tus hijos
y a tu mujer avisarle
que el patrón dijo que pronto
el mayor podrá quedarse.
Magui Montero

Amo el mar

Amo el mar
fotografía tomada en la costa de Chile por Luis A. Gallardo Cortéz.