Algunas veces pienso...

Algunas veces pienso...
Fotografía tomada por Gustavo L. Tarchini

martes, 22 de abril de 2008

LA IMAGEN

Las personas imaginamos diferentes cosas de acuerdo a lo que nuestros sentidos perciben. Los gestos que puede ver una persona sorda, las sensaciones través del tacto o el oído en los ciegos; hacen que tanto para quien transmite el estímulo como para aquel que lo capta, puedan ser percepciones diferentes o similares, de acuerdo a la emotividad de cada individuo, la manera en que lleguen los estímulos y el conocimiento que tengan uno del otro.
Esto puede suscitar que el mensaje corporal, táctil, auditivo o gestual sea advertido de forma confusa o exagerada; aunque generalmente sucede que quién repara en ello, está mejor preparado, porque al ser conciente de que no puede usar uno de sus sentidos; se acrecienta la capacidad de captación a través de los restantes y tiende a equilibrar la desventaja.
Esto mismo sucede con las personas que cuentan con todas sus aptitudes sensoriales, pero por diferentes motivos no pueden “ver” a quien transmite el estímulo; sin embargo cuentan con algo que puede suplir perfectamente este sentido, construyendo una imagen mental de acuerdo al timbre de voz, los requiebros, las pausas, la entonación, las palabras y frases que emplea.
La situación que refiero ocurre cuando se conversa telefónicamente con alguien a quién no se conoce, o cuando escuchamos a un locutor o locutora radial. Exactamente a la inversa sucede al leer una frase escrita, en una conversación de Chat, ésta puede tener diferentes interpretaciones o ser sacada de contexto si no escuchamos la fuerza o entonación, dadas solamente por la voz, ello no puede ser reemplazado ni compensado, con signos de puntuación o exclamación; aunque la sensibilidad hace que igualmente pueda crearse un puente de comprensión.
Cuando oimos una voz femenina suave, agradable, bien timbrada, la imagen mental que se crea es la de una chica joven, educada y bonita. En consecuencia, cuando escuchamos palabras groseras, soeces, torpezas que intentan ser graciosas, o se trata en forma desconsiderada a quien oye, inmediatamente lo imaginamos desagradable.
En otras ocasiones, quizás equivocadamente, uno piense en alguien serio y formal, pues es la “imagen” que trata de mostrar, pero siempre que la persona receptora sea sensitiva, podrá descubrir el verdadero ser.
No importa en realidad como sea físicamente quien está del otro lado emitiendo un mensaje; su repercusión dentro de otro ser, está dada por lo que emana de su interior, la calidez y las inflexiones de la voz, el cariño, el respeto y la consideración, las bromas dichas con tono agradable y divertido. De esta forma, la idea proyectada hacia quien la percibe, será siempre hermosa, porque lo que está forjado con el corazón y el espíritu une más allá de todo lo que los ojos puedan visualizar.
Magui Montero

Amo el mar

Amo el mar
fotografía tomada en la costa de Chile por Luis A. Gallardo Cortéz.