Algunas veces pienso...

Algunas veces pienso...
Fotografía tomada por Gustavo L. Tarchini

sábado, 5 de abril de 2008

SOLEDAD

Silencio… solo quebrado por el chisporroteo de la brasa al aspirar el cigarrillo. Por enésima vez fijo la mirada en el techo, tratando de descubrir nuevas figuras en la vieja mancha de humedad.

El humo serpentea en suaves y voluptuosas formas sobre mis ojos, poniendo niebla al incomprensible paisaje. Permanezco quieta, solo mis párpados se mueven de a ratos en un lento aleteo.

¿Es esto la soledad? Sin embargo, en incongruencia total siento mi mente correr. Se me eriza la piel cuando un sorpresivo mechón de cabello resbala y toca mi hombro.

Ahora percibo con nitidez el tic tac del reloj que inútilmente trata de avisarme que el tiempo sigue pasando. La lámpara encendida desde quién sabe cuanto, mimetiza de amarillento el cuarto.

Mi brazo izquierdo yace a un lado como el ala quebrada de una gaviota que no puede seguir vuelo. La ceniza del cigarrillo ha pintado de gris mi pecho, pero no reacciono, sigo hipnotizada por el claroscuro del dormitorio silencioso.

De pronto… uno, dos tres… al principio suaves y mortecinos sonidos desacompasados; luego muchos, cientos, musicales. La lluvia golpea mi ventana y veo deslizarse las gotas por el vidrio, avisándome, requiriéndome, invitándome a incorporarme a la vida.

Me puse de pié trabajosamente, los músculos anquilosados por las horas de inmovilidad, y mis ojos resecos comenzaron a humedecerse en una torpe imitación de lo que veía a través del cristal.

Afuera amanecía. Es cierto que estaba gris y lluvioso, pero era un nuevo día. La vida me decía que debía continuar, paso a paso; ya vendrían nuevamente los días de sol, pero para ello tendría que pasar la tormenta que me estaba nutriendo.

Mi corazón resquebrajado la necesitaba…

Magui Montero

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Amo el mar

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fotografía tomada en la costa de Chile por Luis A. Gallardo Cortéz.