En la guerra y en la paz, en la victoria y en la derrota lo más importante es tener dignidad.
Una victoria indigna es más humillante que la derrota. Sé honorable con tu contrincante; por muy humilde que sea el enemigo, si respetas su dignidad, siempre serás respetado. En definitiva las grandes y pequeñas batallas, los grandes y pequeños enemigos, y hasta las grandes y pequeñas personalidades dependen del respeto y la dignidad con que sean tratados. De eso se tratan las relaciones humanas.