Algunas veces pienso...

Algunas veces pienso...
Fotografía tomada por Gustavo L. Tarchini

sábado, 5 de abril de 2008

EL LAPACHO ESPECIAL


MMMmmmm, sábado a la mañana, son casi las 9,00 a.m y el parque está todavía silencioso.
Si!!, debo hacer el esfuerzo de trotar un poco y respirar aire puro; el exceso de cigarrillo y las largas horas encerrada en la oficina, me habían hecho tomar conciencia de lo que necesitaba.
Por otra parte, era maravilloso poder disfrutar del olor del césped húmedo todavía por el rocío nocturno, la inmensa gama de colores de los lapachos florecidos en esta época del año, desde el rosa pálido al morado intenso y la exquisita fragancia de los rosales que sutilmente me envolvía a medida que me iba internando en la zona del rosedal.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de unos sollozos desde el costado del lago, donde los cisnes empezaban a despertar...
Era una joven adolescente, que miraba sin ver a la distancia, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas morenas.
Me acerqué afligida y le pregunté si podía ayudarla en algo. Asustada la joven, porque no me había visto acercar, respondió con una negativa.
No obstante la respuesta, me senté a su lado, le tomé las manos y le dije:
- Dime, ¿Qué te pasa?, ¿Porqué una linda chica como vos puede estar triste? ¿Tienes algún problema?
- No tengo amigos, escapan de mi porque soy diferente, tal vez les resulte aburrida!!! La música estridente no es de mi agrado, y prefiero la calma de observar una puesta del sol y escribir poesías...
Sonreí, recordando similar sensación en esa misma etapa de mi vida y a continuación, compartí con ella algo que me dijeron una vez...
- Mira a tu alrededor, observa los lapachos florecidos, ¿Cuál es el que más te llama la atención de ellos?
- Aquel!!!, el más pequeño de todos, es de color blanco...!!!
...Es hermoso!!!
- Bueno, que eso te deje una enseñanza mi querida niña; ya ves, es el más pequeño..., pero es diferente, por eso posaste tu mirada en él.
No es importante ser grandioso ni parecido al resto, lo fundamental está dado porque tú supiste mirarlo.
Algún día encontrarás quien te valore y ame justamente porque eres distinta al resto.
Luego de lo cual, la dejé mientras ambas esbozábamos una sonrisa.
Poco tiempo después, haciendo el mismo recorrido la volví a encontrar, pero esta vez acompañada de un delgado muchacho, junto al que leía un poema; sin palabras de por medio, solo saludó con la mano y me señaló el lapacho blanco. La felicidad le iluminaba el rostro.
... Y a mi se me escapaba una lágrima de ternura.

Magui Montero
Nota: El Rosedal. Palermo. Ciudad de Buenos Aires. Año 2005. Fotografía gentileza de Néstor Miño

1 comentario:

Juan Manuel Aragón dijo...

Comenzó muy bien tu blog, Magui. Te felicito. Este fin de semana, con tiempo, voy a leer todo lo que has escrito pero, por el momento, va muy bien.

Saludos

Amo el mar

Amo el mar
fotografía tomada en la costa de Chile por Luis A. Gallardo Cortéz.