Algunas veces pienso...

Algunas veces pienso...
Fotografía tomada por Gustavo L. Tarchini

miércoles, 23 de abril de 2008

DEBAJO DE LA PIEL

¿Qué me hace elegir el tema sobre el que escribo? No lo sé. Puedo llamarla signos: una palabra, una persona, un sonido, una imagen, un recuerdo y de pronto es un rayo de luz en la mente; entonces la idea fructifica rápidamente.
A veces tengo dentro de mí una nebulosa, otras es como el mar que arrastra, nunca sé dónde o cómo culminará un cuento, un relato, una reflexión. Probablemente la mayoría de los que acostumbramos escribir apasionadamente, sin mayores conocimientos de la técnica literaria, tengamos similar forma de iniciar un manuscrito, orientados por la necesidad de volcar en papel lo que poseemos en el corazón, y Dios nos lo susurra al oído.
De pronto me transformé en un árbol, en el paisaje, o en otra persona. Desde allí puedo contar las experiencias de tantos seres diferentes, mimetizándome bajo su piel. Algunas son las cosas bellas que la vida ofrece; contrariamente, otras dolorosas y difíciles, surgen pugnando por salir del pecho.
Quizás pueda explicarlo con un ejemplo muy vívido. Hay unas palabras que suele repetir mi madre, quien a su vez las escuchó de la suya; cuando le preguntan a cual de todos sus hijos quiere más o quién es su preferido, ella siempre responde del mismo modo: Mira mi mano, mis dedos son diferentes, pequeños o grandes, finos o gruesos, pero si me das un golpe en cualquiera de ellos, la intensidad del dolor será igual; lo cual de otra manera manifiesta las palabras que una vez nos dijo Jesús “En verdad les digo que cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mi” (*)
Creo que es la forma más clara que encontré de expresar el porqué voy cambiando de apariencia para narrar o explicitar sensaciones y hechos que ocurren en cualquier lugar del planeta.
Las plantas, los animales y las personas sentimos, sufrimos o amamos; al meternos dentro de su piel, es como podremos asimilar nosotros mismos su sensibilidad y explicar lo que diferentes seres viven. La percepción es confusa hasta que comprendo y las palabras me permiten describir emociones que no sabía se encontraban dentro mío.
Mis escritos solo tienen un sentido; llegar a las fibras íntimas de cualquier persona, sensibilizar a todo aquel que tiene oportunidad de leer mis impresiones, ayudarles a recordar que la naturaleza debe ser respetada porque todos formamos parte de ella; si intentas destruirla, no olvides que aquí estamos y somos parte suya.
La mejor sugerencia es ponerse en el lugar del prójimo tratando de sentir lo mismo; si lo consigues, estarás cumpliendo una misión en la vida y por humilde que la contribución sea, igualmente tendrá la consistencia de lo trascendente, pues ayudará a forjar un mundo mejor.
(*)Cita de La Biblia – Mateo 25. 40
Magui Montero

Amo el mar

Amo el mar
fotografía tomada en la costa de Chile por Luis A. Gallardo Cortéz.