Algunas veces pienso...

Algunas veces pienso...
Fotografía tomada por Gustavo L. Tarchini

sábado, 5 de abril de 2008

COLOR SEPIA


La caja de cartón con viejas fotografías, guardada en un rincón de la biblioteca, despierta mi curiosidad. Rostros desconocidos, y otros no tanto me miran desde decenas de años.

Disfraces de carnaval, reuniones de amigos, rostros de niñas con bucles y niños en trajes de marinero, mujeres vestidas de novia con extraños tocados y hombres de rostro severo con bastón y sombrero. ¿Quienes son todos esos seres que me miran desde el fondo del tiempo?

De pronto, una de ellas atrapa mi atención… no hay nadie, es la imagen del patio interior de una vieja casona, la tomo en mis manos y mágicamente me transporta al lugar. Estoy allí, las formas toman color y mis sentidos perciben aromas, texturas y sonidos.

Me veo con un vestido color crema y el cabello peinado hacia un lado, en el patio de baldosones, circundado de macetas con malvones de estridentes colores. Una puerta doble, de vidrios cubiertos con visillos permanece entreabierta, dejando ver en el comedor sillas de alto respaldo, la mesa cubierta por un blanco mantel bordado y la infaltable frutera de cristal. La habitación está en penumbras, aunque puedo observar el reflejo de restos incandescentes en una salamandra encendida.

Dos pequeños corretean alrededor de la mesa y sus risas son cascabeles soltados al viento. Percibo una nena de arreboladas mejillas y cabello que guarda los rayos del sol, su vestido de volados semeja una paloma a punto de volar; el niño de menor edad, apenas escapa ensayando sus primeros pasos, es más moreno y su boca roja hace un mohín cuando algo no le gusta, tiene camisa blanca y pantaloncillos azules con tiradores.

Siento un brazo rodeándome el talle y mi mejilla apoyada en el hombro de él… ¿Quién es? Un suave aroma a lavanda emana de su piel, cabellos oscuros, fino bigote. Es más alto que yo, puedo mirarlo; tiene ojos oscuros que posan su mirada en los míos con una inmensa ternura.

Escucho música, es un bolero interpretado por… mmm… ¿Jorge Negrete? ¿Pedro Vargas? No lo sé…, pero la letra es conocida…, si!! Es júrame… La melodía nos envuelve, me dejo llevar por ese cálido abrazo y una suave brisa trae aroma de jazmín de lluvia.

¡Soy feliz!! Siento el amor flotar y giramos…, giramos. Caigo en un caleidoscopio de colores cada vez más suaves, abro los ojos… la fotografía cayó de mis manos.

Estoy de nuevo en mi biblioteca, pero sé que algún día encontraré a ese hombre que en una dimensión extraña fue mi amor, y desafiando las barreras de la distancia y la irrealidad, volveré a sentir el calor de sus manos acariciando mi mejilla.

¡Me enamoré de mi sueño! …Sueño? …lo fue? Tengo la certeza que no… El perfume de lavanda conmigo quedó…

Magui Montero
Nota: Casa Museo. San Telmo. Ciudad de Buenos Aires. Año 2005. Fotografía Magui Montero.

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fotografía tomada en la costa de Chile por Luis A. Gallardo Cortéz.