Algunas veces pienso...

Algunas veces pienso...
Fotografía tomada por Gustavo L. Tarchini

viernes, 13 de junio de 2008

HOY TE VI

Día sábado, ya es más de mediodía, casi la siesta… regreso tranquila, con paso cansino desde la zona comercial, las calles quedaron vacías y la 24 de Septiembre es un camino no habitual, pero elegí volver por ahí.
Pienso en todos los proyectos literarios que hice en la mañana de hoy con amigos, hasta que algo me saca de las reflexiones.
De pronto se cruza una figura conocida; su mismo andar, remera blanca – que llamabas graciosamente “polera” - , bermudas deportivo, zapatillas. El pelo negro juega con la brisa, reconozco el ademán eterno de acomodar ese mechón rebelde cayendo sobre la frente; observo los hombros anchos, los muslos fuertes, y ese ligero balanceo de los brazos.
Concientemente se que es imposible, vives a miles de kilómetros, no es razonable verte en mi ciudad, sin embargo, caminas delante mío y hasta puedo imaginar que te diste cuenta que voy en tu misma dirección; imagino que tus negros y rasgados ojos me observan detrás de las gafas de sol cuando dos o tres veces giras la cabeza.
Apuras el paso, y maldigo los zapatos de tacón que me impiden correr tras de ti y rodearte con mis brazos; sin embargo sigo andando y nadie puede intuir que el corazón me late más fuerte.
Te perdiste a la vuelta de una esquina cualquiera. Yo sigo el trayecto hacia mi casa. La ilusión permitió que te viera y fui feliz por algunos instantes; no importa que todo haya sido un juego de la fantasía; sigues aquí, estás en mi mundo, transitas mis calles, vives en mi interior, allí continúas, nada es imposible en los sueños.
¿Qué importa la murmuración de la gente! ¿Qué importa lo que digan? Se que te amo y soy capaz de gritarlo. A pesar del tiempo, a pesar de la distancia, de todo lo que nos separa; tu intensa juventud y mi naciente vejez, no serán aceptadas por la sociedad pueblerina, no podremos andar juntos en la senda de la vida. ¿Me amas o no? ¿Alguna vez me amaste? No sé, no importa… Nadie elige el momento, el motivo, el porqué, ni de quién enamorarse.
Hoy te vi, puedo moldear tu rostro con mis manos, pude vislumbrar tu sonrisa luminosa; hace tiempo que volviste a tu país, pero te quedaste en mis sentimientos. Nuestras manos permanecerán unidas.
No me robaste la vida, le diste un sentido, me ofrendaste tu juventud y yo te regalé el corazón.
Magui Montero

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Amo el mar

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fotografía tomada en la costa de Chile por Luis A. Gallardo Cortéz.